lunes, 31 de enero de 2011

SPIRITUS SANCTI 31.01.2011


La tierra temblaba por el golpear sobre ella de miles de infantes y caballos, el ruido de cientos de tambores apagaba los gritos de los Jefes Militares sarracenos llamando a la batalla. Los vigías de la torre distinguieron, en el horizonte, una gran nube de polvo. El ejército cristiano se acercaba.

Nerviosos y exaltados todos los soldados sarracenos se aprestaron a la batalla. Valerosos y aguerridos salieron al encuentro del enemigo que se acercaba a su fortaleza.

Algo les lleno de júbilo, por el oeste se acercaban los ejércitos de sus aliados, a los que se habían unido voluntarios y amigos. Junto a ellos estaban los mercenarios contratados para la batalla. Todos juntos formaban un bloque, una sola unión pagano-sarracena.

Pasaban los minutos, el ejército que habían logrados convocar La Guardia de la Media Luna se alineaba frente a la puerta de la fortaleza sarracena. Ya casi podían distinguir los rostros de sus enemigos.

-¡¡¡¡¡Acabad con los infieles -gritó el maestro cristiano y todos a coro respondieron- Muerte a los infieles!!!!!

Los caballeros cristianos se lanzaron a correr a galope tendido hacia el castillo de La Guardia de la Media Luna.

Eisha levanto la espada, miró a sus jefes y amigos

-¡¡¡A la carga!!!- gritó al tiempo que bajaba la espada en dirección el enemigo, todos los jinetes golpearon los flancos de sus monturas a la par que desenvainaban las espadas, la batalla había comenzado.

Golpear de espadas contra espadas, choque de escudos, relinchar de caballos, lamentos de los heridos y por fin, gritos de ¡victoria!. Habían logrado, de nuevo, derrotar al enemigo.

Tarquino y c izquie, habían estado magníficos en la defensa de las murallas del castillo, con tenacidad defendieron su hogar, mientras que salahdin, Jisis y Radamante habían estado al lado de sus jefes en todo momento, sabían que el enemigo iría a por ellos, eran un grupo unido y claramente debían defender con su vida a aquellos que con tanta firmeza los guiaban, varias veces gritaron

-¡¡¡Atrás tuyo Eisha!!! ¡¡¡Cuidado Octavia!!!- o simplemente poniendo su espada cuando el otro lo necesitaba o se veía en peligro; y por último Ali sarrah que había estado pendiente de los Maestro y jefes aliados, había sido la sombra de algunos cuando los cristianos bajaban la guardia.

Todos se habían distinguido hoy en la batalla, algunos habian sobrevivido, otros yacían, sin vida, sobre el campo de batalla.

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