lunes, 28 de febrero de 2011

La Gran Alianza. 01/03/2011

Todo estaba oscuro en el campamento sarraceno. Aun faltaba para comenzar la batalla y los guerreros trataban de descansar y prepararse para el encuentro, todo estaba en silencio, las estrellas por una extraña razón no estaban brillando como de costumbre, en cambio la luna, tenía un tinte carmín, la hacía ver hermosa y lúgubre al mismo tiempo.

La estrategia era esperar a que los cristianos llegaran al campamento, les teníamos preparada una pequeña trampa. Si un pájaro hubiese visto el campamento sarraceno hubiese notado un círculo separado por cientos de metros en el lugar donde parecía estar apostado el campamento. En realidad el campamento era un señuelo, que serviría para distraer a La Gran Alianza y tenderles una emboscada, pues todos nos encontrábamos, apostados en las sombras, ocultos bajo la arena, rodeando el campamento, donde únicamente habiamos dejado una pequeña guardia custodiándolo. Esta tarea de ocultamiento resultó ser extremadamente difícil, camuflarse tan bien que los Cristianos pudieran detectarlo, por eso todo estaba en silencio, para oír las armaduras y el galope enemigo.

Un grito nos alertó, los cristianos ya estaban en el campamento, todos, con la rapidez adquirida en el fragor de tantas batallas tomamos nuestras armas, mientras los encargados de encender las antorchas cumplían con su cometido, iluminando el campamento que antes estaba en la más completa oscuridad.

Las espadas comenzaron a golpear con fuerza, los gritos de dolor al desmembrar a un contrincante, los gritos de los caídos que eran pisados por las monturas, el relincho de los caballos que morían atravesados por las lanzas y agonizaban en el campo, volvían todo un caos, La Gran Alianza creía tener la batalla ganada, pues eran pocos los que quedaban apoyando a La Guardia de la Media Luna, fue entonces cuando el ejercito de reservas hizo su entrada con gritos de victoria, repartiendo golpes a diestro y siniestro.

Esto hizo que todos renovasemos nuestras fuerzas en el combate y nuestra fe en la victoria final. El ver a tantos amigos y aliados apoyándonos insuflaba valor y arrojo en nuestros corazones. La batalla, como tantas otras, estaba resultando dura y sangrienta, el enemigo era muy osado y valeroso, pero esta llegada de nuestras reservas hizo tambalear sus esperanzas y deseos de obtener una victoria sobre nosotros. Su derrota estaba cerca y lo sabían. Solo les quedó luchar hasta el último hombre, incapaces de poder huir, pues estaban totalmente rodeados.

Y así ocurrió, nuestros guerreros y guerreras no tuvieron piedad con ellos, y poco a poco, todos los enemigos fueron sucumbiendo ante nuestras espadas y lanzas hasta que no quedo ni uno solo en pie. Por el contrario, un gran numero de los nuestros sobrevivió al combate. Esto merecía una gran celebración en nuestra fortaleza. La celebración de una nueva victoria para La Guardia de la Media Luna.

sábado, 26 de febrero de 2011

Reyno de Galicia 26.02.2011 14:31

Aquellos hombres y mujeres eran extraños en nuestra tierra. Habíamos oído historias que hablaban de su procedencia, de un lugar verde, de enormes bosques, de grandes y caudalosos ríos. Aquel lugar era totalmente distinto al desierto en el que nosotros vivíamos. Hablaban de lluvias casi permanentes, de animales que comían hierba fresca de los cuales obtenían pieles y alimentos, al igual que nosotros de los camellos y caballos. Decían venir de una estirpe de valerosos guerreros llamados celtas.

Y ahora se encontraban allí, frente a nosotros, con sus banderas blancas cruzadas por una franja azul del color del cielo. Allí, al alcance de nuestros arqueros, al alcance de una carga de caballería.

Algunos vestían largas cotas de malla que les llegaban casi hasta los pies, otros solo se protegían por armaduras hechas de pieles curtidas. Tenían un aspecto fiero y amenazador, pero no mas que el que tenían nuestros guerreros y guerreras, ataviados con cotas de cuero curtido, grandes sables con filo a ambos lados de la hoja, con dagas por si la espada fallaba.

A una orden de nuestros jefes militares, nuestros arqueros a pie lanzaron una lluvia de flechas contra ellos que oscureció el cielo y que dejó muertos y/o malheridos a un buen número. Luego de nuestros arqueros a pie que habían sido relegados al final de nuestra avanzada, lanzamos nuestros arqueros montados, el ataque fue frontal. El golpe fue salvaje, puesto que no dejaron de disparar sus flechas según nos acercábamos al enemigo.

Justo en el momento en que nuestros arqueros montados iban a entablar combate cuerpo a cuerpo con los guerreros cristianos, el frente se abrió hacia los flancos. Solo entonces los cristianos pudieron ver a nuestra temida infantería que, armada con lanzas y espadas, había seguido a nuestros caballeros a todo galope, lanzando gritos amenazadores que helaban la sangre en las venas de aquellos cristianos que los oían por primera vez.

Uno tras otro fueron cayendo, tanto enemigos como amigos y aliados. Sus cuerpos sin vida, atravesados por la muerte, caían al suelo en extrañas posturas, como muñecos de trapo que eran dejados por los niños cuando encontraban otra fuente de diversión. La sangre saliendo de sus heridas a borbotones, manchando espadas y armaduras, tiñendo la tierra del desierto que en silencio clamaba por su tributo….

DArky

Recluido, sin preveer los acontecimientos de la noche, estaba darky acurrucado en su camita de metro 10 de largo.

Llevaba su pijama rosa a topos favorito y sus calcetines de Bob Esponja, agujereados como siempre, en su tercer dedo...

Nadie ni nada le aviso.

Nadie ni nada le susurro

Ni el mismisimo viento, otras veces amigo y chivato, esta vez le ayudo....

Solo fueron unos instantes, pero que instantes...

Su primera vision: el casco de Unghura entre las penumbras. Acto seguido el sonido sibilino y acuciante del inimitable y infravalorado cactus semi automatico... Estuvo de suerte, esta vez Unghura fallo.

Sin tiempo a nada, ni a recoger su tanga maloliente de la mesita de noche, le es asestado un golpe brutal donde se cuecen las ideas (caso excepcional el de Dark, ya que ahi no cuece nunca nada) , cayendo irremediablemente en desgracia para el combate y cediendo todo el mando al ser superior llamado Unghura...

Este, regocijandose en su ya inmediata victoria, huele sin querer el susodicho tanga maloliente, e irremediablemente cae a plomo , dandose en los dientes contra el tercer dedo descubierto del pie derecho de Darky.

La victoria cambia de lado a ultima hora.

Unghura es retirado por el SEMUR y aun se cura el malolor....

Esta vez se libro...pero la proxima victima seguro que NO...

by Unghura

viernes, 25 de febrero de 2011

REGALO NOCTURNO

Bueno como veis estrenamos seccion en este ya avanzado invierno.

El invierno es siempre un intevalo dado a las sorpresas, sobretodo nocturnas.

Que mejor pues que empezar en este periodo del año para asi os vayais acostumbrando a esas vivencias oscuras de la noche en GML.

Hoy voy a escoger a la victima, la seguire desde antes de cenar, buscare sus puntos debiles y cuando menos se lo espere..zas... CACTUS al canto

Sed buenos, o podeis ser los elegidos ;D

Kién busca a Dark?

Hombre masculino.... muy masculino,con pelo y todo,incluso bolitas de pelusa en el ombligo(xDD esto es broma,eh?) se ofrece para ayudar a féminas guardianas.
P.D.: Sólo para féminas innatas,osea, abstenerse cultivadores de cactus y "felinos" :D

Cactus

El cactus, planta criada por nuestro querido compañero Unghura, terror del castillo, hacedora de pesadillas en algunos de nuestros miembros, y en otros...sueños que no quiero ni imaginar.

Desde hoy, tenemos el honor de presentar las crónicas de los ataques nocturnos de nuestro querido Cactus, que es cuidado como el más fiel de los guerreros, regado solo una vez a la semana, puesto en el lugar donde el sol alumbra con mayor intensidad para que se sienta como en casa.

Bienvenidos a esta nueva aventura, en las que el Cactus, será nuestro principal actor.


jueves, 24 de febrero de 2011

Se busca

-Se busca : "ayuda de camara masculino, muy masculino, q sepa hacer cama y desarmarlas, que ayude en todos los menesteres que las féminas de GML necesiten incluidas las casadas".
Contacto: Octavia, Castillo GML S/N




-Se busca: ropa interior masculina, perdida en una de las habitaciones del castillo GML.
Contacto: Titan_5, Castillo GML S/N


Ássassins del Santo Sepulcro 24/02/2011

Despertó despacio extrañando la estancia en la que se encontraba. Tantos meses vagando por el desierto y durmiendo sobre la arena, le habían hecho olvidar la comodidad de hacerlo sobre un camastro por incómodo que fuera y una almohada bajo la cabeza. Aún estaba recordando los nombres de los que dormían en aquella habitación cuando un alto guerrero entró en la estancia.
-¡¡¡ Caballeros!!! –grito el guerrero- ¡¡la batalla está cercana!! Rápido, bajen al salón.
Recordó su nombre, El Duque, se lo habían presentado como a uno de los veteranos de la orden. Era un hombre callado, taciturno y su voz era seria y firme. El Duque al dar la voz de alarma salió de la estancia cerrando tras de si la puerta.
Miro a su alrededor y vio como todos sus compañeros se despertaban. Hizo un esfuerzo buscando sus nombres en su cabeza, Radamante, Titán… eran los mas jóvenes de la orden, pero no por ello menos audaces ni valerosos, por lo que había visto ellos eran los que solían hacer mas armónico y divertido el ambiente, puesto que eran muy graciosos.
- ¡¡¡Vamos compañeros, que hoy tendremos fiesta!!! – dijo alegremente Titan.
- Si pero a ti no te invitaremos – respondió bromeando Izquie, lo que provocó las risas de todos los presentes.
- Tu date prisa en vestirte que tendrás que ir a espiar – le contesto Titán mientras le dedicaba una mueca burlona
Era agradable contemplar como aquellos guerreros derrochaban humor, nadie diría que aquel día tendrían una batalla. Cada vez estaba más convencido que no le habían mentido cuando le dijeron que eran como una familia.
Todos juntos bajaron al salón para tomar el desayuno. Él y algunos de sus compañeros mas nuevos salieron los últimos, pues aun no se acostumbraba al castillo, solía perderse pero no decía nada, no quería quedar como novato, suficiente era que todos tuvieran tanta confianza, se sentía extraño, como si lo miraran con desconfianza, aunque no fuera así, la gente que entraba a la orden de inmediato se convertía en un hermano más y por lo tanto digno de la confianza de todos.
La batalla estaba a por comenzar, los caballos pifiaban nerviosos al sentir el ruido de tambores que no les eran familiares, el sol se reflejaba en las armaduras de los guerreros haciendo que el reflejo hiriera los ojos de los combatientes, e hiciera incomoda la lucha.
-Esto no me gusta.-Murmuró Eisha al oído de su esposa, desde donde estaban lograba ver las filas del enemigo y eran abundantes, casi igualadas con las de ellos y eso lo asustaba, pero también le daba emoció
n. Con una sonrisa, bajó la visera de su yelmo, con su mano izquierda apretó las riendas de su caballo y lo espoleó, para adelantarse un poco y alentar a sus guerreros:
-¡¡¡La batalla es inminente, no quiero por ningún motivo que se sientan intimidados, somos un solo corazón, una gran familia dispuesta a dar la vida por nuestros ideales, el enemigo no es quien mas ejercito tiene, el enemigo es quien mas cabeza usa!!!- Al terminar de decir eso, todos los guerreros elevaron la voz, al unísono de los JM´s que comenzaron a galopar hacia el campamento cristiano….
Como siempre cabalgaban junto a nosotros un bueno número de amigos y nuestros aliados, a los cuales yo aun no conocía, pero que intuía que los iría conociendo a lo largo de las numerosas batallas que nos aguardaban. Me dijeron que eran paganos, los Guardianes del Sello y Dosis Pagana, así se hacían llamar sus Ordenes.
Junto a nuestro MO cabalgaba un guerrero de extraña armadura, distinto a todos nosotros, no era sarraceno, ni tampoco aliado. Mas tarde supe que se trataba de uno al que llamaban Joha, un mercenario y amigo de Eisha y de su esposa Ainfean. Y al lado nuestro un caballero fornido, de largo pelo negro y ondulado, que era tratado con gran respeto y admiración y a quien todos parecían conocer, pero al cual yo no había visto por nuestro castillo, Unghura era su nombre.
Ya estábamos cerca del ejercito enemigo, tan cerca que podía distinguir sus pendones y banderas, todas ellas blancas con una gran cruz roja en su centro, rodeada de iguales cruces pero de menor tamaño. Mi primera batalla sería contra una de las Órdenes cristianas mas nobles y poderosas Ássassins del Santo Sepulcro.
El griterio de los guerreros, unido al ruido de la carga de la caballería me ensordeció. El polvo que levantaban nuestros caballos en su marcha apenas me permitía respirar. Poco mas recuerdo de aquella mi primera batalla, salvo a un caballero cristiano, ataviado con ropajes blancos y una larga cota de malla hasta sus rodillas, que levantaba su brazo derecho contra mi, armado con una enorme maza. Sentí un fuerte golpe que me derribo del caballo y todo se volvió negro y silencioso.
Desperté en el castillo, incapaz de decir cuanto tiempo había pasado. Mi cabeza me dolía enormemente. De manera instintiva, lleve mi mano hacia mi frente, note un aparatoso vendaje que me cubria toda la cabeza. A mi alrededor habia muchos guerreros heridos, compañeros, aliados, amigos. Los que habian sobrevivido sin graves heridas se ocupaban de cuidar al resto. Pero a pesar de estar maltrechos y malheridos se les veía felices. Extrañado por ello pregunte a Espectrus que se encontraba a mi lado, su respuesta alegro mi corazón.
- Compañero, la victoria ha sido nuestra una vez mas.

lunes, 21 de febrero de 2011

Guardianes de la Luz 21/02/2011

El hombre miraba con el ceño fruncido a todos los presentes en el campamento de GML, todos al verlo llegar se sorprendieron pues no era un aliado ni voluntario habitual, pero como la batalla estaba próxima no se preocuparon mucho, lo tomaron como ayuda extra en el campamento.
-Esta vez si les ganaremos.-farfulló el espía mientras limpiaba su armadura en el lugar que Titán palmeo dándole las gracias por el apoyo. La mirada de odio que les daba a todos mientras charlaban animadamente arreglando sus armas para la batalla, o dando de comer a los caballos o simplemente sentados en el suelo esperando bajo el cielo que lentamente comenzaba a oscurecer. Los cristianos lo habían mandado para poder espiar el campamento, cada cierto el infiltrado mandaba a un halcón con un mensaje de los campamentos, tenían como objetivo atacarlos de sorpresa, para así conseguir la victoria.
Y lo lograron, aprovechando que los aliados y mercenarios aún no habían llegado al campamento, el ejercito cristiano de Los Guardianes de La Luz partió al encuentro de La Guardia de la Media Luna a marchas forzadas.
Pronto se vieron ondear sus pendones en lontananza y los exploradores sarracenos dieron la voz de alarma. Sorprendidos todos los que se encontraban en el campamento acudieron raudos a la gran tienda que servia de armeria para proveerse de armas, escudos y armaduras.
Algunos mostraron su rabia lanzando maldiciones y juramentos, otros simplemente se aprestaron al combate en silencio.
No habia tiempo de preparar ninguna tactica para el combate, un simple enfrentamiento frontal y confiar en la destreza en la lucha y en la fuerza en los brazos para obtener una victoria que se antojaba complicada.
Los Jefes Militares y el Maestro de Orden fueron los primeros en colocarse al frente, mirando hacia atrás vieron como el resto de sus compañeros, voluntarios y amigos hacian lo propio.
En cuanto todos estuvieron preparados partieron, despacio, intentando no mostrar su nerviosismo, al encuentro del ejército cristiano, que se aproximaba rápidamente.
Al pronto los cristianos se lanzaron a la carga desenfrenada, sin darse cuenta que al hacer aquello su frente se abría y se formaban grandes espacios en su formación. El ejército convocado por La Guardia de la Media Luna se preparó para aguantar la carga, confiando en que una vez detenida esta en su primer impulso, pudiesen lanzar un contraataque.
El choque fue brutal, caballos y hombres rodaban por el suelo alcanzados por las lanzas, que se quebraban al contacto. Pero aguantaron. Pronto los caballeros cristianos pusieron pie a tierra. Espadas, sables, escudos, golpeando unos contra otros componian una canción de lucha y muerte. De repente, el ejército cristiano comenzó a disminuir su presion sobre las lineas sarracenas. Alguién grito “¡los aliados, llegan los aliados!”. Este grito dio fuerzas a los sarracenos. En la retaguardia del ejército cristiano se veian ahora las banderas de Dosis Pagana y de Guardianes del Sello, habian llegado justo a tiempo.
A partir de ese momento todo fue muy confuso, los cristianos comenzaron a huir, pues ya no contaban con la ventaja que les habia dado, en un principio, ser mas numerosos. Los sarracenos iniciaron la persecución de los que huían acabando con muchos de ellos.
Y al final, victoria!!!! una victoria conseguida gracias a los voluntarios y amigos que tan valientemente habian luchado y a la oportuna llegada de los aliados, siempre fieles y cumplidores.

sábado, 19 de febrero de 2011

Entre Sábanas ( I )

Él abrió despacio la pesada puerta de madera del cuarto que compartía con su esposa, la luz de la vela que portaba en la mano iluminó la estancia dejando ver el cuerpo de ella en absoluto reposo sobre la cama que compartían, sabía que Ainfean debía estar abrazando la almohada, era la única forma en la que lograba conciliar el sueño cuando él no estaba.

Al verla ahí, tan frágil, no pudo evitar recordar las risas y bromas que sus compañeros de orden les dedicaban cada día cuando llegaban retrasados a desayunar, pero eso no le importaba, no cuando era por y para disfrutar de una hermosa noche de amor con su mujer, no cuando las bromas valían realmente la pena, tener a su mujer en los brazos era casi tan emocionante como luchar a su lado, con la diferencia que en esa guerra, ninguno salía herido…

La habitación que ocupaban en el castillo era la que poseía la mejor vista, por lo que Eisha se acerco a la ventana luego de posar con cuidado la vela en uno de los candelabros de la pared. La luna a través de la ventana se veía hermosa, no tenía sueño por lo que se puso a mirar a la mujer que dormía en la cama. No podía evitar recordar cuando la había conocido, si el amor a primera vista existía, eso era lo que le había hecho sentir ella, un calor en el corazón, una emoción cada vez que la veía en las batallas peleando por una causa en común, mirándose pero sin reconocerse. Cuando por fin se había atrevido a hablarle las cosas habían sido fáciles, ella sentía lo mismo, por lo que no dudaron en unir sus vidas para siempre.

No pudo evitar sonreír al ver como al moverse la mujer en la cama, la ropa que la cubría dejaba al descubierto una porción de su piel, con lascivia admiro las piernas de su esposa y la parte inferior de sus muslos y nalgas:

- Eres preciosa .- murmuró a medida que se acercaba a la cama para cubrirla con las ropas.

Cuando estuvo a su lado tomó la ropa, pero su mano al hacer contacto con la piel de ella desencadeno el mismo deseo irrefrenable que sentía cada vez que la tenía en sus brazos, no dudo en acariciar solo con la punta de los dedos la suave piel de su mujer, subiendo con lentitud por sus muslos, se agacho para estar mas cómodo mientras acariciaba, Ainfean al sentir el contacto se giro nuevamente en la cama, para quedar ahora con la piel y una parte de su estómago al descubierto, logrando así que su marido perdiera completamente la razón….


jueves, 17 de febrero de 2011

La Catapulta

La catapulta fue una de las armas de asedio mas utilizadas durante las Cruzadas. Se empleaba para derribar las murallas de los castillos y fortalezas y así poder tomarlos al asalto. La munición empleada era, generalmente, grandes piedras, aunque en ocasiones, para atemorizar al enemigo, se lanzaban trozos de cuerpos de prisioneros e incluso cuerpos muertos por alguna enfermedad contagiosa, para que esta se extendiese por la fortaleza.
En un principio las catapultas se tenían que desplazar distancias muy largas, lo cual hacía difícil su construcción, desplazamiento y uso. Con el tiempo se redujo su tamaño, aumentando su movilidad y facilitando su manejo y traslado, llegando a ser utilizadas en grandes batallas.

Santa Inquisición 18.02.2011 00:32


Con el mayor sigilo posible nos fuimos acercando al campamento enemigo. Habíamos dividido nuestras tropas para atacar, a la vez, por dos lugares diferentes. A un lado se encontraban nuestros aliados y los mercenarios contratados para la batalla, al otro, La Guardia de la Media Luna con los voluntarios y amigos.

Afortunadamente las nubes que cubrían el cielo tendían un manto de oscuridad sobre el lugar, caminábamos despacio entre las sombras. Cada guerrero con una de sus manos sobre el hombro del que tenia delante, a fin de no chocar entre ellos y permanecer unidos.

Nuestros exploradores habían dado buena cuenta de los vigilantes del campamento, pero aún así seguía existiendo el peligro de que nos descubriesen. Junto a las hogueras encendidas por todo lo largo y ancho del campamento podíamos ver figuras de guerreros sentados hablando, comiendo y bebiendo y uno que otro centinela más pendiente de lo que hacían sus compañeros, que de su labor dentro del campamento.

Todos los Jefes Militares y Maestros de Ordenes dieron la orden de parar el avance. Con calma, para no hacer sonar nuestras armas ni escudos, todos nos agachamos, habíamos llegado al lugar elegido, ahora solo restaba esperar el momento señalado.

Poco tiempo después lo vimos, era espectacular, desde el lugar donde se encontraban apostados nuestros aliados y los mercenarios nació una lluvia de flechas, con sus puntas incendiadas, estas se alzaron en el cielo como estrellas que caen por la noches y arremetieron como rayos sobre las tiendas cristianas, alcanzando también a algunos de los guerreros que aún no habían marchado a descansar.

Pronto el fuego comenzó a extenderse por las tiendas, los guerreros corrían hacia sus armas y escudos mientras gritaban alarmando al campamento. Era la señal convenida.

Como impulsados por un resorte todos nos levantamos y cargamos a la carrera sobre el campamento. Éramos un torrente, un huracán, un ciclón, una furia a la que ningún ejército cristiano podría oponerse, estábamos siendo el terror de los cristianos, cada día nuestras tácticas mejoraban. Velozmente nos fuimos repartiendo por el campamento, hasta cubrirlo por completo, nos habíamos convertido en una plaga, aparecíamos por todos lados.

El campamento era un caos, el olor a carne quemada llegaba hasta nuestras fosas nasales , pero en el fragor de la batalla nada de eso nos importaba, luego podríamos poner bajo nuestra nariz trozos de lino untados con perfumes y aceites. Algunos intentaron defenderse, otros encontraron la muerte en la tienda, sin tiempo a levantarse del lecho, ya fuera atravesados por las flechas ardientes o siendo consumidos por las llamas, no tenían escapatoria, todo estaba rodeado. Los que intentaban huir en dirección opuesta encontraban la muerte a manos de nuestros aliados, cada flanco del campamento estaba custodiado y eso no hizo gritar con fuerza.-

¡¡¡ Viva La Guardia De La Media Luna.- nuestro grito terminó de acabar con la defensa cristiana, el grito era entonado con tanta pasión y fuerza que las fuerzas flaqueaban y una nueva victoria enlistaba las filas de la orden, gracias al apoyo fiel de aliados, amigos y mercenarios…..



EISHA

Mi verdadero nombre es Isá Ben Abbas, naci en Al Talavayra, ciudad de un lejano país al otro lado del mar. Por alguna extraña razón, los pobladores de aquel país me llamaban “El Isá” y de ahí quedó el nombre por el que ahora todos me conocen Eisha.Soy de etnia bereber y aprendí las artes de la guerra luchando junto a mi padre en aquellas tierras. Por desgracia para mi, mi padre murió en la batalla en la que los cristianos tomaron al asalto mi ciudad de nacimiento. Aquel día, acompañando a algunos valerosos guerreros supervivientes de la batalla, cruce el mar, intentando regresar a la tierra de mis antepasados. Durante varios años vagué por el desierto, alquilando mi espada y mi vida al mejor postor. El desierto y la lucha endurecieron mi carácter, pero el recuerdo de las enseñanzas de mi madre me hicieron ser noble y justo a la vez.A pesar de mi azarosa vida, camino por estas tierras con la cabeza alta, orgulloso de mi pasado y de mi presente. Aquí conocí el horror, los desmanes y las injusticias que algunos son capaces de cometer en nombre de su dios. Eso me hizo convertirme en protector de los débiles frente a la injusticia de los poderosos. Aunque camino solo, nunca me faltan compañeros con los que compartir mi viaje y mis luchas.
Pero aquí también conocí el amor, el amor verdadero, limpio, sincero y puro. El amor para mi tiene un solo nombre Ainfean, esa valerosa guerrera de la cual estoy enamorado y por la cual daría mi vida, pero esa es una historia que un día os contaré.
Amo el desierto. Es un lugar inmenso pero en él encuentro la paz que necesita mi espíritu.Cuando los ojos del recién llegado se enfrentan a estas tierras, el desierto aparece como inhóspito, duro, muerto, sin vida atisbo de vida en su interior. Eso me ocurrió a mi la primera vez que puse mis pies en el. En mi tierra de nacimiento los paisajes son muy distintos, la vegetación muy diferente. Es un lugar donde los ríos son abundantes y multitud de animales lo pueblan.Al principio el contraste me aterró, me sentía extraño, ajeno a estas tierras, a pesar que de fuesen las de mis antepasados, nunca había visto nada igual. Los relatos que mi padre me contaba sobre su inmensidad, sobre sus horizontes infinitos, crearon una imagen en mi. Pero mi padre me hablaba del desierto con amor y con lágrimas en los ojos. A través de él yo aprendí a amar aquella tierra, a desear contemplarla. La realidad se me hizo muy diferente a la imagen que yo tenia.Con el tiempo aprendí que el desierto, si vives lo suficiente en el, se te muestra como un lugar lleno de vida, cambiante, acogedor para quien lo conoce. Aprendí muchas cosas sobre él, la mas importante a sobrevivir, a ser una parte de él y a que él formase parte de mi. Exploré sus sendas, disfrute de sus oasis, sufrí sus tormentas de arena, dormí sobre la arena, identificaba las estrellas que poblaban sus noches.Ahora soy uno mas con él, soy un hombre del desierto, soy el Bereber de Al Talavayra

miércoles, 16 de febrero de 2011

Un dia normal en GML ( I )


Un día en el castillo comienza cuando uno de los vigías que tenemos apostados en la entrada a la fortaleza hace sonar el tambor tres veces, esto nos indica que el castillo no será invadido de sorpresa ni se ven cristianos cerca. El tambor suele retumbar cuando la Aurora comienza a iluminar el cielo. Ahí es cuando el castillo comienza a cobrar vida, la gente que nos ayuda, se pone manos a la obra, comienzan a encender el fuego en las cocinas, sueltan a los animales en la parte trasera del castillo, alimentan a los caballos y comienzan a iluminar aquellos rincones con sus risas y cantos alegres.

El primero en levantarse siempre es Muakis, tiene el sueño liviano por lo tanto es el que siempre siente el sonido del tambor, luego le sigue Octavia y Jasmine, ellas tienen los dormitorios al lado y salen juntas a desayunar.

Jisis, Tarquino, Titan, Radamante y Espectrus les siguen, suelen ser los alborotadores de la orden, y los primeros en estar sentados en la mesa, cubiertos en mano, golpeando con insistencia en la mesa, mientras entonan con voz ronca:

-¡Queremos comida, queremos comida!- eso hace que el despertar sea agradable, ya que el olor de la comida despierta nuestros mas adormilados sentidos.

Cuando los gritos comienzan, aparece Nana, Salhadin, Sherpo, Izquie, Sultan, que al sentarse luego de saludar a todo los que ya están en la mesa se unen a los gritos de tenemos hambre.

A poner orden llegan Dark Savior y Hombre del saco, ambos muy serios y con voz de mando, pero que no pueden evitar reír al ver como el silencio cae en la mesa cuando los ven aparecer. Ali, El Duque y salhadin son los mas reservados, ellos comen en su recamara, no suelen bajar mas que para las comidas al medio día que es cuando se comparte con toda la orden, se conversa de las cosas y se hacen las reuniones semanales. El viejo de la montaña llega a la mesa con Sayd, el último guerrero que decidió ser parte de la familia Lunar, ambos observan más de lo que hablan, y eso es bueno puesto que siempre logran ver los fallos en las cosas que se comentan.

Los últimos en bajar somos Eisha y yo, al ser el único matrimonio de la orden, solemos tomarnos mas tiempo en la cama, sobre todo los días en los que no hay batalla, disfrutamos del aire que entra por la ventana y del tiempo que podemos pasar juntos. Bajamos de la mano y todos los chicos al ver llegar a su Maestro de Orden guardan un respetuoso silencio, Eisha divertido los mira con seriedad para luego romper a reir con una sonora carcajada que retumba por las paredes del comedor.

La mesa ya esta servida así que los hambrientos guerreros parten el pan recién salido del horno, lo untan con manteca, y con lo que encuentran, las conversaciones son desordenadas, las risas y bromas están a pedir de boca, no faltan los chistes y cotilleos.

Cuando ya está todo devorado nos paramos tal como fuimos llegando, sin un orden establecido, algunos marchan en grupo a entrenar, otros como jazmine van al jardín a cuidar las flores, otros a cabalgar o simplemente vuelven a la cama a dormir.

lunes, 14 de febrero de 2011

Ejecutores Templarios 14.02.2011 23:30


La guardia de la media luna tenía todo dispuesto para el ataque a los Ejecutores Templarios. Las primeras tropas habían sido enviadas en la madrugada, al frente del asedio iba Octavia y Hombre del Saco, ellos eran los estrategas por excelencia en la Orden atacante, tenían un plan, el castillo enemigo sería minado por partes, no atacarían de una vez, la idea era debilitarlos y cuando el ejercito GML estuviera completo asestarían el golpe de gracia para acabar con los cristianos. Para cumplir el cometido se habían llevado a Titán, Jisis, Radamante y C izquie, este último sería el espía oficial de la orden, entre los arbustos que crecían cerca del campamento enemigo espiaba y enviaba a los halcones mensajeros con los reportes, además se había llevado al pequeño de la orden para que aprendiera de espionaje, Sayd estaba deseoso por participar.

Cuando ya tenían una idea clara de la disposición de los campamentos hicieron que el pequeño grupo que con ellos iba atacara a los vigías y mensajeros, luego atacaría a la primera barrera defensora y así hasta llegar al castillo, cuando les faltaba poco para llegar a las líneas defensoras con mas poder Octavia dio el grito de ataque al ver la señal que Eisha hacía con la espada incitando a los ejércitos aliados a terminar de una vez por todas la batalla, ya suficiente habían torturado durante el día a los cristianos para aumentar aun más el suplicio. El ejército había cabalgado con rapidez desde la fortaleza. Los reportes les habían estado llegando con regularidad, sabían que no estaban en peligro de perder, pero no querían dejar a Octavia y Hombre del saco mas tiempo solos.

La batalla fue fácil, la estrategia usada había sido la mejor, Octavia había peleado como una valiente, había dado mandobles a decenas, los cristianos al ver que se acercaba huían despavoridos, para ser alcanzados con presteza por algún guerrero, sus gritos de rabia al pelear resonaban por todo el campamento, el casco se le había caído en el fragor de la batalla, su pelo ondeaba al viento y eso la hacía ver mas temible, pero también mas hermosa que cualquier guerrera presente en el campamento.

-¡La victoria es nuestra!.- Gritó emocionada, el choque de las espadas se detuvo, el viento comenzó a soplar con fuerza, llevando consigo los gritos de agonía de los últimos cristianos que caían bajo el acero de sarracenos y paganos luchando como hermanos con una sola meta, acabar con los cristianos…..

La Gran Alianza (2ª Parte) 11/02/2011

Ainfean paseaba preocupada por su dormitorio, Eisha aun no llegaba, sabía que la batalla estaba cerca, pero no podía evitar alarmarse, al no verle a su lado.

El castillo por ahora estaba en sus manos, debía preparar todo y para eso necesitaba de la serenidad de Muakis.Lo encontró abajo, en la plaza de armas, por más que sentía la voz de Sherpo no se calmaba.

-Muakis.- necesito que te encargues de la caballería, los arqueros ya están apostados en las almenas.-y en voz baja agregó.-Y si tienes noticias de Eisha por favor avísame.

Todos esperaban la llegada del ejercito contrario, aun no había rastro de los aliados ni de los compañeros de GML, los miembros que habían quedado en el castillo estaban montados en sus corceles esperando ver estandartes contrarios. El grito de uno de los vigías los puso a todos en guardia, Ainfean había tomado a Sayd bajo su cuidado, asi que lo tenía a su lado, luego venía Muakis, Sultan, Sherpo y Titán, todos levantaron las espadas al ver como el ejercito de cristianos se acercaba sin tener intención de detenerse.

.-Arriba mis valientes.- la voz de Ainfean y Muakis sonó por todo el campo mientras ambos espoleaban a sus monturas para dar cara a la batalla.

La voz ronca de Muakis gritó por todo el campo de batalla

-¡Larga vida a la Guardia de la Media Luna y a todos sus aliados!- Él estaba con la espada en alto, se había sacado el casco al derribar al último cristiano que había en el campo de batalla, y con fuerza había dado el grito de victoria, en las puertas del castillo de la Gran Alianza se había librado la batalla, los cristianos habían peleado con fuerza, eran contrincantes dignos, hasta el último aliento daban estocadas con sus espadas melladas por el acero sarraceno/pagano, defendian sus vidas con uñas y dientes. Había sido una dura lucha el ejercito que traia Eisha y Hombre del Saco había llegado en un bueno momento, justo para asegurar la victoria de La Guardia de la Media Luna.

viernes, 11 de febrero de 2011

La Gran Alianza (1ª Parte) 11/02/2011

Hoy era un día tranquilo, los exploradores destacados para vigilar los alrededores de la fortaleza habían vuelto sin observar ningún movimiento extraño en los caminos circundantes. Solo faltaba uno de ellos, Tarquino, que eligió patrullar la zona mas al noroeste.
En la cocina se trabajaba sin descanso preparando un gran banquete que serviría para celebrar el regreso de Ainfean, la cual había estado los últimos días visitando a su familia.
Repentinamente los vigías dieron la voz de alerta, un jinete se acercaba velozmente. Todos los guerreros y guerreras, que se encontraban practicando en el patio de armas, corrieron hacia la puerta preguntándose quién sería aquel jinete que se aproximaba como alma que lleva el diablo.
Al poco le distinguieron, era Tarquino, espoleando a su caballo como si le fuese la vida en ello. Algo grave debía suceder. Bajo del caballo de un salto, al tiempo que todos le rodeaban esperando sus novedades. Apenas tuvo un momento para recuperar la respiración cuando jisis, cogiéndole por los hombros ya le preguntaba. Su rostro se crispo, mostrando preocupación, un gran ejército encabezado por La Gran Alianza marchaba hacia nuestra fortaleza, aquella misma noche estarían frente a sus muros.
Izquie y Radamante no lo dudaron ni un segundo, raudos fueron hacia sus monturas mientras, animaban a algunos de nuestros mejores arqueros para que tomasen sus caballos y les acompañasen, hostigarían el enemigo durante su marcha. Jisis y Eisha decidieron acompañarles.
Mientras tanto El Hombre del Saco comenzaba a mandar mensajeros para que cabalgasen a la búsqueda de mercenarios que nos ayudasen en la batalla. Por su parte, Dark Savior y Octavia partieron hacía los castillos de nuestros aliados para solicitar su participación en el combate.
Entre tanta agitación solo Eisha, como si poseyese un sexto sentido, se había percatado de la llegada de Ainfean quién, afortunadamente, no llegaba sola. Por el camino había recogido a un buen número de amigos y amigas, a los cuales había invitado a cenar aquella noche en el castillo, amigos que, con toda seguridad, no desaprovecharían la ocasión de participar en el combate.
Jasmine y Alí Sarrah llamaron a todos los guerreros a la armería, ellos se encargarían de proporcionar las armas y armaduras necesarias a todos para que estuviesen prestos para el combate lo antes posible. El Viejodelamontaña, acompañado del jóven Sayd, salió para explorar los alrededores y asegurarse que ningún otro enemigo se encontraba cercano.
Poco a poco, la fortaleza recuperó la tranquilidad, ya solo quedaba esperar el momento en que el enemigo se acercase a sus puertas. El resto de los miembros de la orden que quedaban en su interior subieron a los muros y almenas, escudriñando el horizonte. Nana y Espectrus se ocupaban del frente, el Sultán Baibars del muro oeste y Salahdin el muro este.
Muakis, en el centro de la plaza de armas, se mostraba pensativo, repasando mentalmente todos los preparativos que se estaban haciendo, nada podía quedar a la improvisación, cualquier fallo podría significar una derrota. Titán se acerco a él y se sentó a su lado, afilaba calmadamente su sable, sable que pronto se llenaría con sangre cristiana. Sherpo Robert charlaba animadamente con los amigos que habían llegado a la fortaleza acompañando a Ainfean, se mostraba alegre y conversador, aunque todos sabían que interiormente, aquel sorpresivo ataque le tenía preocupado.
(fin de la primera parte)


miércoles, 9 de febrero de 2011

Defensores del Santo Grial 09/02/2010

Hacía horas que los mensajeros que salieron con el caer de la noche de la fortaleza de La Guardia de La Media Luna habían regresado. Todos sin ninguna excepción habían cumplido con sus misiones, todos los amigos y aliados estaban avisados, al mediodía atacaríamos el castillo de Los Defensores del Santo Grial. El enemigo era fuerte y valeroso y serían necesarios todos los apoyos posibles.
Amanecía, los pajes y escuderos despertaban a los nobles guerreros y guerreras sarracenos y les ayudaban a prepararse para la batalla. En las cuadras se daba de comer a los caballos y se les colocaban las monturas y los arreos. El armero repasaba algunos sables y espadas, afilándolos. En la sala de reuniones los mozos de la cocina comenzaban a colocar sobre la gran mesa las viandas y bebidas que serían consumidas antes de partir.
Poco a poco, todos los miembros de la Guardia de La Media Luna iban ocupando sus asientos. Sayd, el recién llegado esperaba de pie, apoyado sobre una columna, que se le asignara un lugar. Rápidamente Radamante y Titán le invitaron a sentarse a su lado. Izquierdo y jisis llegaron juntos, hablando de la próxima visita de Izquierdo al pueblo natal de jisis. Eisha y Ainfean, como era habitual, entraron en el salón sonriendo y cogidos de la mano. Ambos se sentaron junto a El Hombre del Saco, Dark Savior y Octavia, que habían sido de los primeros en llegar y habían comenzado a planificar la estrategia para la batalla. Jasmine y Nana, hablaban con Ali y El Duque, ellos cuatro eran de los mas veteranos de la orden y les unía una gran amistad.
Maukis hizo su aparición haciendo su pregunta habitual ¿quieres un beso? e intentando besar a todos los presentes. Al llegar cerca de Espectrus este se levanto del banco como un resorte, empuñando en su mano el cactus que nuestro antigüo compañero Unghura había dejado al marcharse de la orden y comenzó a perseguir a Muakis por todo el salón., haciendo reir a todos los presentes. El Sultán Baibars permanecía de pie, junto a una de las ventanas del salón, contemplando el amanecer. SherpoRobert, en un extremo de la mesa, charlaba animadamente con El Viejo de La Montaña, se les veía felices. Salahdin entró el último saludando con una sonrisa y una inclinación de cabeza. Solo faltaba Tarquino, había salido de madrugada de la fortaleza para pasear en su caballo por los caminos cercanos, pero nadie dudaba que estaría junto al resto en la batalla.
El desayuno fue tan animado y cordial como cualquier otro, nadie hubiese dicho que todos aquellos guerreros y guerreras pronto pondrían en juego su vida por la causa sarracena. Con un gesto de Eisha todos se levantaron a la vez de la mesa, como uno solo, y se dirigieron hacia las cuadras para recoger sus caballos. Tras comprobar sus armas y armaduras, montaron y salieron al galope de la fortaleza. Desde lo alto de las torres se podía ver como las figuras de aquellos veintiún guerreros y guerreras se iban haciendo cada vez mas pequeñas, hasta desaparecer en el horizonte.
El castillo quedo en silencio, los sirvientes y mozos volvieron a sus quehaceres, los guardias cerraron las puertas despacio y con gran esfuerzo. Las banderas de La Guardia de La Media Luna ondeaban por el viento de las primeras horas de la mañana. Ahora solo quedaba esperar al resultado del combate.
El movimiento del sol marcaba el paso de las horas, nadie en la fortaleza quería hablar de la batalla. Los vigías escudriñaban el horizonte esperando ver de regreso los estandartes de La Guardia de La Media Luna. Los rostros mostraban preocupación, pero las bocas permanecían en silencio. La hora de la comida se acercaba.
De repente una serie de gritos y vítores rompió el silencio. Los guerreros volvían del combate. Todos subieron corriendo a las murallas, los guardias abrieron las puertas de par en par. Miraban ansiosos esperando ver alguna señal que les indicase el resultado del combate. Algunos regresaban recostados sobre las cabezas de sus caballos, con toda seguridad heridos en combate, otros lo hacían erguidos sobre sus monturas y orgullosos comenzaron a agitar sus estandartes y lanzar gritos de victoria. Victoria!!! una nueva victoria para nuestra Orden. Todos los habitantes de la fortaleza comenzaron a gritar y abrazarse nerviosos. La batalla debía haber sido muy dura, a la vista del lamentable estado en que regresaban los combatientes.
Tras los miembros de La Guardia de La Media Luna, acompañándoles, venían todos los voluntarios, mercenarios y aliados que habían participado en la batalla. En breve se repondrían de sus heridas dando cuenta de una copiosa comida en el patio de la fortaleza, mientras contaban sus hazañas en esta, por hoy, última batalla de La Guardia de La Media Luna.

lunes, 7 de febrero de 2011

Ássassins del Santo Sepulcro 07/02/2011

Las cargas de nuestra caballería habían sido rechazadas, una tras otra, por los arqueros cristianos. Ni siquiera bajo el mando de nuestros mas brillantes capitanes, pudimos superar sus defensas, que se beneficiaban de encontrarse en un terreno elevado. El ocaso se aproximaba, las sombras comenzaban a apoderarse del campo de batalla, pero esta aún no se había resuelto.
Apenas quedaba tiempo para un último ataque. Nuestros arqueros se situaron al pie de la colina y comenzaron a lanzar sus flechas sin descanso, obligando a los cristianos a protegerse tras sus defensas y sin darles la posibilidad de contrarrestar nuestro ataque. A la vez, nuestra caballería, una vez mas, comenzó a subir con gran esfuerzo, pero esta vez por ambos flancos. Justo antes de entrar en contacto con las primeras líneas de defensa cristianas, nuestros arqueros dejaron de disparar. Cuando los defensores cristianos se levantaban para responder a nuestro ataque, se encontraron con nuestra caballería a pocos metros de ellos.
El pánico cundió entre el ejército cristiano y comenzaron a correr ladera arriba, perseguidos por nuestra caballería. Cuando las tropas cristianas de la retaguardia contemplaron como sus compañeros, en su huída, se abalanzaban sobre ellos, dudaron apenas un minuto. Ese tiempo fue todo el que necesitó nuestra caballería para entrar en contacto con ellos. La confusión fue tremenda. Apenas podíamos distinguir a los amigos de los enemigos.
La luna apareció dominando el oscuro cielo. Esa media luna, símbolo de nuestra orden, nos daba la bienvenida a una nueva batalla épica y heroica. Ya de nada servían tácticas ni engaños, habíamos entrado en el cuerpo a cuerpo. Los sables y las espadas se alzaban sobre las cabezas de los guerreros para caer, con toda la fuerza posible, sobre el enemigo. Algunos acertaban a parar el golpe con sus escudos, e incluso a esquivarlo. Otros no tenían tanta suerte y veían como la afilada hoja traspasaba su armadura, solo un instante antes de perder la vida.
Todos luchaban con denuedo, sin distinción, tanto los guerreros expertos y curtidos en mil batallas como los recién llegados a este mundo de continuas guerras, tanto sarracenos como paganos, como algún que otro cristiano. Todos, amigos, aliados, mercenarios, todos ellos se lanzaban sin titubeos contra el oponente, sin ningún temor a perder la vida en el combate.
Poco a poco, los gritos de la lucha se convirtieron en gritos de dolor, gritos de súplica, de terror, que lanzaban los cientos de heridos que yacían sobre el suelo, al ver como se les escapaba la vida por sus heridas. Solo quedaban en pie poco mas de media centena de guerreros, por suerte para nosotros, todos ellos de nuestro bando. Con el cuerpo ensangrentado, los rostros reflejando el cansancio del combate, y las armas envainadas, nos dedicamos a saquear el campamento enemigo. La paz volvió a hacerse dueña del lugar. Los rayos de la media luna iluminaron los restos del campamento cristiano, mientras los supervivientes emprendían el regreso a nuestra fortaleza, llevando consigo el botín y los heridos y dejando atrás solo muerte y desolación.
Nuestra victoria supondría paso más en la liberación de nuestra tierra, un paso más para convertirla en un lugar de convivencia y de fraternidad.

sábado, 5 de febrero de 2011

Primera planta ( I )

Cuando uno atraviesa las grandes y pesadas puertas de roble, lo primero que ve es un gran cuadro con un retrato de toda la orden con ropas de diario podría decir, no con armaduras y aperos de combate; al frente estamos las mujeres de la orden, Jasmine, Octavia, y yo, Ainfean. Jasmine viste una holgada túnica blanca, su cadera se ve rodeada por un cinturón de cuero que deja ver una pequeña daga amarrada al cinto, su pelo negro cae suelto por sus hombros, una sonrisa marca su cara y parece feliz mientras es retratada, a su lado Octavia, con un rostro mucho más fiero pero no menos dulce viste una túnica parecida a la de Jasmine solo que ésta es de un color verde, parecido al de las primeras hojas al nacer luego del invierno; yo vestía una túnica celeste, y bajo mi pecho lucía una especie de cinturón de cuero que abarcaba desde la parte inferior de mi pecho hasta el nacimiento de las caderas, cerrado con unas pequeñas cuerdas, de mi cuello colgaba una cadena con una media luna, el pelo estaba trenzado a un costado de mi hombro.

Atrás de las mujeres de la orden se encontraban los más pequeños, de izquierda a derecha estaba: El viejo de la montaña, que solo se veía cubierto por una camiseta holgada de lino, como la mayoría de los hombres de la orden tenía el pelo largo, ese día lo tenía trenzado y caía en una apretada trenza hacia atrás. Luego venía C izquie, Titan_5 y Espectrus los tres vestían con cueros curtidos, el de C (como amistosamente le decimos) era del color del desierto, un marrón suave, la prenda no estaba abotonada, por lo que se podía ver una parte de su torso. Titán y Espectrus parecían hermanos, ambos tenían el cuero que cubría sus cuerpos teñido de color negro, con unos pequeños pasadores que servían para sujetar la tela y no dejar nada mas que sus brazos al aire…

El Refugio de los Desterrados 05/02/2011

El campamento cristiano se mostró frente a nosotros. Se podían distinguir cientos de tiendas multicolores, coronadas por estandartes con la cruz, miles de caballos recogidos en vallados improvisados, el ir y venir nervioso de nuestros enemigos al contemplar el ejército que se les aproximaba. Nuestro ataque sorpresa parecía estar destinado al éxito.
Los hábiles arqueros dispararon miles de flechas incendiarias, mientras, la caballería se lanzaba a una carga frenética por ambos flancos del campamento enemigo.
Tras disparar sus flechas, los arqueros cambiaron sus arcos por sus espadas y sables y se unieron al resto de la infantería que avanzaba a la carrera. La caballería entró en tropel en el campamento enemigo, arrasando todo a su paso y matando a todo cristiano que se le enfrentaba. Rápidos, osados, mostrando un arrojó y valentía nunca antes vista, los cristianos poco pudieron hacer ante aquella carga temeraria. Aún así, nos hicieron frente con honor y fiereza, sin desánimo, a pesar de verse rodeados.
Allá se veía al Hombre del Saco, dirigiendo brillantemente el flanco izquierdo de la caballería. En el centro del campamento enemigo, dando mandobles a uno y otro lado, Darkclaws aniquiló a decenas de enemigos. Davidrigu, sin bajarse de su caballo, disparaba su arco con extraordinaria maestría, traspasando las armaduras y las cotas de malla de los enemigos. Ellos se convirtieron en los héroes de nuestra batalla.
El combate fue breve. Por suerte para nuestras tropas, sufrimos poco mas de una decena de bajas. Todos sonreímos satisfechos, había sido una gran victoria. Enarbolamos los estandartes de la Guardia de la Media Luna y de todas las ordenes amigas y aliadas que habían compartido aquel combate con nosotros y orgullosos, los agitamos al viento de aquella cálida mañana, mientras lanzábamos gritos de júbilo y alegría.


jueves, 3 de febrero de 2011

LA GRAN ALIANZA 03.02.2011

¡¡¡¡¡ Viva LA GUARDIA DE LA MEDIA LUNA!!!! Ese fue el grito que resonó por todo el campo de batalla una vez que el combate terminó, los cuerpos de nuestros compañeros heridos en batalla regaban el campo.

La sangre, el choque de las espadas, los gritos de ánimo salidos de las gargantas de nuestros amigos al ver a un enemigo más en el suelo, sin vida, sin posibilidad de imponer sus creencias sobre un pueblo libre como lo somos los sarracenos. Los gritos de rabia y frustración también llegaban a mis oídos cuando las estocadas y mandobles fallaban en dar a los cristianos, incluso yo gritaba furiosa cuando era esquivada por el enemigo, lo único que nos mantenía en pie era el amor a nuestra religión, y esto solo hacía que lucháramos con mayor determinación.

El viento hacía ondear los estandartes de la orden, eran telas con un fondo negro con una media luna de color blanco. A lo lejos rasgadas se veían estandartes parecidos, algunos con estrellas bordadas y un sin fin de dibujos hechos con arte y delicadeza, eran banderas amigas que tenían el mismo ideal, recuperar la libertad costara lo que costara, no permitiríamos que los cristianos se impusieran, teníamos derecho a vivir libres como nosotros quisiéramos.

Mire a Eisha y le sonreí, podía ver el corte en su mano sangrar copiosamente, cuando por fin estuviéramos en el castillo tendría que curarlo, a su lado Jisis limpiaba el filo de la espada en el cuerpo de uno de los cristianos caídos, mientras que a lo lejos se escuchaba el ruido de los tambores, y pequeños vítores de victoria, el viento había comenzado a soplar con fuerza moviendo el pelo de todos los que estábamos en pie, unos graznidos llegaron a mis oídos, levanté la mirada la cielo y sobrevolando nuestras cabezas vi a los carroñeros, venían a darse su festín y gracias a los cielos no era con los cuerpos de nuestra gente….

EL CASTILLO GML ( I )


El castillo de la guardia de la media luna no es un castillo común y corriente, si bien está dentro de una parte poco apta para la vida, lo hemos convertido en un pequeño oasis, un lugar en el que podemos disfrutar de la tranquilidad cuando la guerra nos da una pequeña tregua

El castillo lo obtuvieron los fundadores de esta orden sarracena en su primera batalla contra cristianos, por lo tanto, no está hecho de barro, ni son tiendas como podéis pensar, el castillo es de roca con grandes almenas y torreones, rodeado de árboles y un gran camino principal flanqueado por setos, claro que esta es solo la parte linda del castillo que se ubica casi al final de todo el terreno, puesto que está rodeado mucho antes por una grande, alta y tosca muralla, ahí es donde tenemos apostados siempre vigías que cuidan sin descanso las fronteras de nuestro castillo, nuestro lugar de paz.

El castillo por dentro mantiene las cosas dejadas por los cristianos luego de la toma, claro que hemos ido agregando nuestras propias reliquias,símbolos de nuestra religión, junto con los trofeos ganados en la guerra, espadas, armaduras, joyas.

Tiene tres plantas, en la primera se encuentra el comedor, la sala de armas y la cocina junto con un par de cuartos de baños. En la segunda planta se encuentra lo que los cristianos llamaban biblioteca, nosotros lo mantuvimos así agregando escritos y documentos importantes para nosotros, además se encuentran los dormitorios de los aprendices y dos cuartos mas de baño, luego la tercera planta y las cuatro torres, encontrandose en esta última planta el cuarto del resto de la orden cada uno con un cuarto de baño especial adornado según los gustos de sus moradores. Eisha y yo ocupamos una torre, somos el único matrimonio de la orden, además él como Maestro de Orden debe tener una vista privilegiada de los terrenos del castillo, por esta y otras razones es que vivimos un poco más alejado de nuestros compañeros....



martes, 1 de febrero de 2011

CORONA de ARAGON (01/02/2011)

Amanecía, la larga y tensa espera de la noche llegaba a su fin. Un poco de te caliente y un puñado de dátiles les servirían para coger fuerzas para la batalla que se aproximaba. Aquella mañana La Guardia de la Media Luna se enfrentaba, una vez mas, a los ejércitos cristianos.
Y una vez más contaban con la ayuda de sus aliados y amigos. La búsqueda de mercenarios había sido complicada, pero algunos de los mejores se encontraban entre sus filas. Todos, miembros de la Orden, aliados, amigos y mercenarios estaban dispuestos a dar su vida por la causa pagano-sarracena y por expulsar a los invasores de sus tierras.
La tierra estaba seca, la marcha de los ejércitos levantaba nubes polvorientas que dificultaban la visión y la respiración de las tropas que avanzaban en retaguardia. Pronto comenzaron a disponerse en orden de batalla. Los cristianos estaban a la espera, no muy lejos.
Los caballos empezaban a mostrarse nerviosos, ellos también sabían que el choque de espadas y lanzas estaba cercano. Como uno solo, lanzando gritos de guerra, todo el ejército sarraceno se lanzó a la carga. La Guardia de la Media Luna y los mercenarios en el centro, los amigos y aliados abriéndose por los flancos. El ejército cristiano aguantó la carga con valor.
El suelo se tiñó de rojo sangre y, poco a poco, se fué alfombrando de cuerpos de muertos y heridos, tanto cristianos como sarracenos. La lucha era intensa, desesperada, a muerte. El silencio de la mañana en el desierto se rompió durante horas con gritos desesperados, gritos de ánimo, gritos de júbilo, y con el sonido de las espadas y las lanzas chocando contra los escudos, las armaduras o clavándose en los cuerpos de los enemigos.
Poco a poco la intensidad de los ruidos y la agitación en el campo de batalla, fue disminuyendo, el combate llegaba a su fin. Había sido una batalla muy igualada en cuanto al número de combatientes, pero entre las filas paganas y sarracenas se encontraban guerreros de gran habilidad y destreza. Eso hizo que la balanza de la victoria se inclinase del lado de La Guardia de la Media Luna y sus aliados, una vez mas.
Honor a los caídos en combate, honor a los héroes!!! Los supervivientes se abrazaban con emoción y lágrimas en los ojos.

Gracias a todos/as por ayudarnos a conseguir una nueva victoria!!!