miércoles, 16 de febrero de 2011

Un dia normal en GML ( I )


Un día en el castillo comienza cuando uno de los vigías que tenemos apostados en la entrada a la fortaleza hace sonar el tambor tres veces, esto nos indica que el castillo no será invadido de sorpresa ni se ven cristianos cerca. El tambor suele retumbar cuando la Aurora comienza a iluminar el cielo. Ahí es cuando el castillo comienza a cobrar vida, la gente que nos ayuda, se pone manos a la obra, comienzan a encender el fuego en las cocinas, sueltan a los animales en la parte trasera del castillo, alimentan a los caballos y comienzan a iluminar aquellos rincones con sus risas y cantos alegres.

El primero en levantarse siempre es Muakis, tiene el sueño liviano por lo tanto es el que siempre siente el sonido del tambor, luego le sigue Octavia y Jasmine, ellas tienen los dormitorios al lado y salen juntas a desayunar.

Jisis, Tarquino, Titan, Radamante y Espectrus les siguen, suelen ser los alborotadores de la orden, y los primeros en estar sentados en la mesa, cubiertos en mano, golpeando con insistencia en la mesa, mientras entonan con voz ronca:

-¡Queremos comida, queremos comida!- eso hace que el despertar sea agradable, ya que el olor de la comida despierta nuestros mas adormilados sentidos.

Cuando los gritos comienzan, aparece Nana, Salhadin, Sherpo, Izquie, Sultan, que al sentarse luego de saludar a todo los que ya están en la mesa se unen a los gritos de tenemos hambre.

A poner orden llegan Dark Savior y Hombre del saco, ambos muy serios y con voz de mando, pero que no pueden evitar reír al ver como el silencio cae en la mesa cuando los ven aparecer. Ali, El Duque y salhadin son los mas reservados, ellos comen en su recamara, no suelen bajar mas que para las comidas al medio día que es cuando se comparte con toda la orden, se conversa de las cosas y se hacen las reuniones semanales. El viejo de la montaña llega a la mesa con Sayd, el último guerrero que decidió ser parte de la familia Lunar, ambos observan más de lo que hablan, y eso es bueno puesto que siempre logran ver los fallos en las cosas que se comentan.

Los últimos en bajar somos Eisha y yo, al ser el único matrimonio de la orden, solemos tomarnos mas tiempo en la cama, sobre todo los días en los que no hay batalla, disfrutamos del aire que entra por la ventana y del tiempo que podemos pasar juntos. Bajamos de la mano y todos los chicos al ver llegar a su Maestro de Orden guardan un respetuoso silencio, Eisha divertido los mira con seriedad para luego romper a reir con una sonora carcajada que retumba por las paredes del comedor.

La mesa ya esta servida así que los hambrientos guerreros parten el pan recién salido del horno, lo untan con manteca, y con lo que encuentran, las conversaciones son desordenadas, las risas y bromas están a pedir de boca, no faltan los chistes y cotilleos.

Cuando ya está todo devorado nos paramos tal como fuimos llegando, sin un orden establecido, algunos marchan en grupo a entrenar, otros como jazmine van al jardín a cuidar las flores, otros a cabalgar o simplemente vuelven a la cama a dormir.

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