sábado, 5 de febrero de 2011

El Refugio de los Desterrados 05/02/2011

El campamento cristiano se mostró frente a nosotros. Se podían distinguir cientos de tiendas multicolores, coronadas por estandartes con la cruz, miles de caballos recogidos en vallados improvisados, el ir y venir nervioso de nuestros enemigos al contemplar el ejército que se les aproximaba. Nuestro ataque sorpresa parecía estar destinado al éxito.
Los hábiles arqueros dispararon miles de flechas incendiarias, mientras, la caballería se lanzaba a una carga frenética por ambos flancos del campamento enemigo.
Tras disparar sus flechas, los arqueros cambiaron sus arcos por sus espadas y sables y se unieron al resto de la infantería que avanzaba a la carrera. La caballería entró en tropel en el campamento enemigo, arrasando todo a su paso y matando a todo cristiano que se le enfrentaba. Rápidos, osados, mostrando un arrojó y valentía nunca antes vista, los cristianos poco pudieron hacer ante aquella carga temeraria. Aún así, nos hicieron frente con honor y fiereza, sin desánimo, a pesar de verse rodeados.
Allá se veía al Hombre del Saco, dirigiendo brillantemente el flanco izquierdo de la caballería. En el centro del campamento enemigo, dando mandobles a uno y otro lado, Darkclaws aniquiló a decenas de enemigos. Davidrigu, sin bajarse de su caballo, disparaba su arco con extraordinaria maestría, traspasando las armaduras y las cotas de malla de los enemigos. Ellos se convirtieron en los héroes de nuestra batalla.
El combate fue breve. Por suerte para nuestras tropas, sufrimos poco mas de una decena de bajas. Todos sonreímos satisfechos, había sido una gran victoria. Enarbolamos los estandartes de la Guardia de la Media Luna y de todas las ordenes amigas y aliadas que habían compartido aquel combate con nosotros y orgullosos, los agitamos al viento de aquella cálida mañana, mientras lanzábamos gritos de júbilo y alegría.


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